viernes, 6 de mayo de 2011

Documental : Crumb

Muchas veces nos encontramos en situaciones en las cuales nos canalizamos en el arte para poder sobrellevar momentos difíciles. Desde el alumno parqueado que dibuja durante una clase muy aburrida,  hasta el tipo hinchapelota  que se dedica a componer canciones porque tiene problemas amorosos.

 El documental Crumb (1994) toca este punto. “Crumb” es la crónica del talentoso caricaturista Robert Crumb, fundador del movimiento de los “underground comics” durante los años 60,  y de cómo sus ilustraciones surgieron como una terapia para sobrellevar su historia excéntrica, difícil y distorsionada. La película está dirigida por Terry Zwigoff, un amigo personal de Crumb. Fue el propio Robert quién le permitió documentar su vida,  como un favor hacia Terry ya que este se encontraba al borde del suicidio. (Esto último   se nota en el tono sombrío del film).
El documental empieza introduciendo a Robert Crumb y su obra. Estos dos aspectos  entran inmediatamente en contraste cuando  vemos  que el hombre que dibuja caricaturas  -las cuales podrían perfectamente ser la definición de lo que es excéntrico- es  básicamente un perno con lentes enormes y de personalidad introvertida. Inmediatamente, Zwigoff empieza una búsqueda de qué es lo que hizo de Robert Crumb lo que es.

La investigación comienza cuando Robert va a visitar a sus hermanos Charles y Maxon. Los dos son reclusos y aparentemente no tienen casi ningún contacto con la sociedad. En sus conversaciones, Robert revive la peculiar infancia que tuvieron y admite cosas tan insólitas como que tuvo una atracción sexual por Bugs Bunny cuando era un niño.
Luego se presenta la trayectoria artística de Crumb que se desarrolla al comienzo de la década de los sesenta. Durante este periodo, Robert comienza con aquella sátira la sociedad norteamericana  que lo haría tan famoso.
Con la llegada de la fama, Crumb tuvo la habilidad de poder vivir sus excentricidades sin limitaciones. Nuevamente, el contraste entre el aspecto físico y la personalidad de Robert y el estilo de vida que lleva es algo tan impactante que resulta digno de ser documentado. Por ejemplo, uno simplemente queda estupefacto cuando él va a conocer a las modelos que va a caricaturizar, y se revelan sus fetiches sexuales más raros,  como  mujeres que lo lleven a lapa, o que se paren encimen de él y muchos otros. Sin embargo, uno después aprende que él también es un hombre de familia común y corriente con dos hijos y una mujer.

Uno puede concluir que todas las rarezas de Robert Crumb provienen de las dificultades de su infancia. Los hermanos Crumb crecieron en un ambiente en que sus padres fingían un ambiente de normalidad cuando en realidad no lo era. El padre fue definido por Charles como un “bully sádico” y la madre fue una adicta a las anfetaminas.
Robert Crumb es obviamente un hombre de contradicciones, lo que lo convierte en un personaje marginal  de la sociedad. Sin lugar a dudas, Zwigoff nos quiere mostrar cómo este rasgo  hace de Crumb un gran artista de la sátira. Pero, definitivamente, lo que hace a esta película uno de los mejores documentales de los últimos años, es que se convierte en  la crónica de cómo un hombre que creció en circunstancias extremadamente difíciles, logra a través del arte sobrellevarlas. Probablemente, si Robert Crumb no se hubiera dedicado al arte,  hubiera terminado loco como sus hermanos. Su trabajo como ilustrador le ha ayudado a agarrarse a la cordura con las uñas. Crumb es un film excelente que nos demuestra que la expresión artística puede llegar a  ser una forma de terapia.
Próximamente en Cuevana